domingo, 13 de diciembre de 2009

MI JARDÍN DE ROSAS


Hoy la vida me ofrece otra oportunidad,
y quiero detenerme en el jardín donde nacieron,
las rosas regadas por mis lágrimas en otras épocas,
en una mixtura admirable de risa y dolor.

Distinguí al rozar sus pétalos el aroma de las caricias,
de las manos generosas de los que me amaron mucho.
Y en el dolor guardado en sus espinas las heridas feroces,
que la soledad y la muerte alguna vez me provocaron.

Recorrí las antiguas sendas hasta encontrar a la niña,
que moraba en mi cuerpo tan llena de sueños y fantasías,
sin poder entender ese fuego íntimo que la encendía,
haciéndola soñar despierta bendecida por su propio llanto.

Me extravié en el mundo de una joven de mirada brillante,
que atesoraba en un viejo cuaderno un infinito de versos,
mientras observaba por su ventana la vida transcurrir,
demasiado sujeta a sus temores para animarse a tomarla.

Y por fin encontré a la mujer que se atrevió a elevarse,
por cielos secretos vistiendo las alas del amor verdadero,
y que animada por el valor surgido en su interior extasiado,
se permitió imaginar que todo era posible alcanzar.

Una mujer como un hada que se desangra en poemas,
y refugia en su pecho el anhelo que el amor realice,
nuevamente un prodigio en su existencia,
trayendo a su alma emociones nuevas.

Alzo mi copa por aquellas que fui hasta ayer,
y que forjaron quien soy esta mañana.
Alguien con el corazón animoso y la sangre palpitante,
que tiene como estandarte la ilusión y la ternura.

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