miércoles, 25 de noviembre de 2009

ILUSIONES Y QUIMERAS

PARA MARTA

De las ilusiones y quimeras que la ternura nos dejó concebir,
la distancia las fue destrozando una a una sin clemencia.
Solo persiste la angustia que puso espinas en nuestros dedos,
que nos desgarran la piel con crueldad cuando nos tocamos.

Nuestros besos ya no atesoran el sabor antiguo de la alegría,
que al rozarnos la boca nos convertía el cuerpo en llamas.
Mientras escondes tu tristeza al ceñirnos en nuestra cama,
notamos su sabor a tiempo pasado y lagrima amarga.

Tus palabras ya no confiesan como antes que me amas,
ya no son el faro que me guía en el mar de mis horas oscuras.
Ahora solo son palabras que emites de acuerdo a los hechos,
tratando de impedir una discusión que nos hiera a los dos.

Mi tiempo ya no es el tuyo y la vida nos sigue alejando,
y no obstante a pesar de combatir por estar juntos,
la tiranía de las promesas pasadas y los deberes,
siempre retornan para destrozar la paz de nuestro feudo.

Por eso hoy que tu adiós se hundió en mi pecho,
con la brutal potencia de una daga rasgando mi alma,
verteré las últimas lagrimas que tu amor me provoca,
para volver con la mirada firme al refugio de mi rutina mansa.



miércoles, 18 de noviembre de 2009

DESIERTO


En la memoria surge como un relámpago el amable recuerdo,
de unos ojos oscuros que al reflejarme leían mi alma.
Y el corazón que bravo se juzgaba se abate sin sentido,
ante la distante y sigilosa presencia de quien supo amarme.

Mi cuerpo se quiebra como tierra desolada y yerma,
anhelante y sediento del torrente sereno de sus besos.
Me consumo febril y delirante en la espera del regreso,
de quien era mi sosiego generoso y el faro en mis tormentas.

Mis manos se aprisionan entre si en busca de las caricias.
que apartaban de mi camino la cruel y amarga soledad.
Ese bendito sortilegio que podía tornar una noche desolada,
en una mañana festiva, mezcla preciosa de estrella y lira.

Mi boca se resiste a renunciar a los besos que me dabas,
y que guardo como un avaro terco en el cofre de mis labios,
con el dulce anhelo del pronto retorno del bien amado,
a reclamarlos como recompensa a la ternura entregada.

El amor jugó conmigo la más infame de las cartas,
sin derecho a la defensa me dejó contenida en la nada,
engalanada de lamento y tristeza preguntando a cada instante,
porque él no me llevo cuando se fue en compañía de la muerte.

jueves, 12 de noviembre de 2009

CRIMEN DE AMOR


Aunque no lo aceptes el tren de nuestro de amor
esta llegando a su última y triste estación.
Ya no hilamos esos bonitos sueños que nos exaltaban,
y tu último pensamiento hace mucho no soy yo.

Nuestra cama, añejo castillo defensor de nuestros deseos,
se convirtió en el sepulcro frío donde reposan nuestros cuerpos,
que la rutina diaria al pintarnos en la cara esos gestos agrios,
condenó al exilio sin que pudiéramos evitarlo ni defendernos.

Por eso se hace necesario que alguno ejecute el primer paso,
y cause la herida que parece nos matará,
pero tal vez mañana consentirá que los recuerdos,
lastimen menos y quizás hasta nos permitan sonreír.

Hoy aunque no lo esperas hundiré en tu espíritu,
el puñal feroz de la ausencia y el adiós,
Estrujaré en mis manos mis caricias con saña,
hasta que sangren mis dedos junto a mi corazón.

Clausuraré mi boca para que no se dispersen mis besos,
¡justo ellos que nacieron para morir en tus labios!.
A mi cuerpo lo clavaré en la cruz del desafecto,
como amargo sacrificio sobre el altar de nuestras vidas.

Secaré el río de mi llanto y cerraré para ti el valle fértil,
de mi cuerpo que precisa de tu rocío para existir.
Y cuando tus ojos afligidos me miren sin entender,
vestiré mi mirada de tinieblas de agonía.

Y cuando te vayas quizá maldiciendo entre dientes,
el haberme querido tanto y que hoy te hiera tan profundo,
me derrumbaré de rodillas implorando clemencia al cielo,
por el brutal crimen cometido hacia nuestro amor.

domingo, 8 de noviembre de 2009

NO DIGAS QUE ME AMAS


No digas que me amas si percibes que no es cierto,
no utilices esas palabras como blandos arietes,
para derribar las defensas de mi alma aún herida,
que de tu juego frívolo y peligroso me separan.

No digas que me amas y derrames sobre mi piel,
esas voces como si fueran pétalos de rosas.
Recuerda que las rosas tienen feroces espinas,
y son quienes desgarran la fe de las creen en ti.

No digas que me amas si sabes que no es cierto,
no olvides soy una mujer y siento muy profundo.
Y quizás me confunda como una niña ilusionada,
para caer rendida a tus pies rogando que me ames.

No digas que me amas y sonrías de esa manera,
¡asombrosa y dulce cadena que a ti me sujeta!
No permitas que tu cuerpo al mío lo provoque,
no ignoramos que todo es una simple travesura.

Yo fui amada sin conocer los límites del goce y la ternura,
y llevo todavía en mi cuerpo las señales de sus manos,
por eso te propongo… no exclames que me amas,
porque del amor tú no entiendes nada.

domingo, 1 de noviembre de 2009

MAGIA NOCTURNA


PARA JUAN CARLOS QUIROGA

En la vieja esquina la magia nocturna entrelaza las sombras,
de los muros sin colorear y las luces pálidas de las farolas.
La luna desde su reino ermitaño e impasible escolta mi andar,
por esas calles donde quedaron partes del hombre que soy.

En los añejos balcones de cortinas viejas y flores secas,
se esconden los rumores fantasmales de esas promesas,
pronunciadas con el ímpetu de los pocos años vividos,
con la pasión de un beso robado y el adiós que no supe decir.

Esta noche los ojos se me pintaron de ausencias y tristezas,
de mi boca se desbandan los besos que guardé sin saberlo,
para aquella muchacha de figura aromada y ojos grandes,
que apasionada me brindó por vez primera su ternura.

En la irregular vereda aún retumban mis pasos con prisa,
rumbo al encuentro con los amigos que me esperaban,
impacientes en compartir esas horas donde la alegría y la pena,
se parecían tanto en el fondo de un vaso de vino.

Mis manos acarician como al descuido el antiguo banco,
de esa plaza donde a mis espaldas le crecieron fuertes alas,
y para muchos de los que amé fue el lugar elegido,
donde la muerte cabalgando el olvido los vino buscar.

Esta noche esas lágrimas que oculto en mi interior herido,
surgen en el fulgor de mi mirada que sorprendida se detiene.
Porque entre las sombras me sonríe el fantasma de quien,
la congoja de un mal amor se llevó de viaje para siempre.

Emprendo el retorno hacia mi presente con paso fatigado,
por esas calles que caminé sin temor en la adolescencia.
Al pasar frente al ventanal del viejo café donde solía escribir,
descubro con asombro que a mi lado vagan varios espectros.