lunes, 29 de marzo de 2010

RENDIDA


A pesar de la distancia y de lo ofrecido,
aún cuando tu piel apenas me abriga del frío.
Y tus ojos solo se detienen en mí un momento,
caí en la dulce trampa que tu amor ha tendido.

Por eso ando conviviendo de mal modo con los celos,
que llenan mis horas de inquietudes y malos humores,
y a mi desdichado corazón de los más crueles dolores,
que provocan las benditas dudas sin respuestas.

Mi mente se entristece al suponerte enamorado,
de cuanta mujer hermosa se cruza por tu senda.
Y mis besos se empecinan en quitar el rastro,
que en tu boca dejaron esos labios extraños.

Sollozo despacito así nadie sabe que sufro por amarte,
y me inmovilizo en el tiempo si recuerdo tu fragancia,
mientras se tiñe de matices mi cara,
si alguien por un desliz deja escapar tu nombre.

No pretendía que pasará… ¡puedo jurarlo!
Sabía bien cuales eran las reglas de nuestro juego,
pero me derrumbé ante tus caricias rendida,
y como una niña me lamento entre las sombras.

1 comentario:

  1. Las benditas reglas, los pactos proponiéndonos no caer y terminamos cayendo.
    Por supuesto que nadie puede anticiparse a saber si....como te entiendo amiga, como te entiendo.

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