lunes, 19 de abril de 2010

DANZA


Danza mi cuerpo al compás de tu piel encendida,
y mis gemidos hacen coro con tus susurros.
Me transitan tus manos dejándome sin secretos,
y ante el altar de tus apetitos ofrezco mi alma.

Única me entrego a ti mientras recojo suavemente,
en el cuenco de mis brazos el latido de tu corazón bendito.
La pradera perfumada de mis cabellos abriga a tu pecho,
que se ofrece ante mis temores como un refugio asombroso.

Surca veloz la suave flecha del amor inesperado,
de la herida que provoca mana lentamente,
la sangre de un universo de caricias nuevas,
junto a los besos que había escondido para ti.

Percibo tanto dentro mío que las cuerdas de mi ternura,
dejan escapar el eco de tu nombre hecho melodía,
Y al fin, descubro que fui llamada desde el comienzo,
para descansar en el brillo dorado de tus ojos.

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