martes, 20 de octubre de 2009

ÁNGEL CAÍDO



El ímpetu del averno resplandece inagotable en tus ojos,
espada llameante que se abate feroz sobre los ánimos frágiles,
de aquellas que solo anhelan ser acogidas por tus alas,
ángel penado por la eternidad a ir detrás de una ilusión sin rostro.

Posees el espíritu enérgico que viene de tu alma de guerrero,
y la ternura misteriosa de las caricias buenas de los niños.
Son tus palabras, arietes que intentan derribar las cumbres,,
que aprisionan las almas temerosas sin ansías de libertad.

Entregas sin mesura en el altar de las pasiones tu cuerpo,
para que sea el alimento liberador de las que sufren soledad.
Y escondes tus lágrimas como tesoros en el abismo de tu ego,
aterrado que las heridas del pasado vuelvan a doler.

Con ardor vives los días como si fuera el último de tu goce,
rasgando las cadenas que te sujeten a la rutina.
Te alzas como un gigante atronador reclamando sin piedad,
la cesión absoluta de las ilusiones que una mujer oculta.

Por eso, mi ángel desterrado, desde mi exilio te observo,
feliz de saber que en mi senda tu huella dejaste.
Que en el aire aún persiste de tu piel su aroma perpetúa,
y mi memoria guardará siempre la belleza de tu triste mirada.

2 comentarios:

  1. Hay días en que pienso somos hermanos en letras... y este es uno de ellos... entonces, NO ME PUEDO COMENTAR A MI MISMO!!! jajaja... EXCELENTE MONI.

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